Por allá en los años 50s., en nuestro transitar por la vida, escuchábamos mucha música, nos empapábamos de radioteatros, eran los años en que reinaban las radios en nuestro país y éstas tenía una programación basada fundamentalmente en radioteatros. Recuerdo algunos de los más escuchados: "Radiotanda" con la desaparecida Desideria, "Hogar Dulce hogar", "Espejito", "Lo que cuenta el viento", "Los ofensores", "Peter Fox lo sabía", "Ojo de Aguila", "Lobo del Mar", "La tercera oreja", "La linterna roja", "la Bandita de Firulete", "Residencial la pichanga", "Esmeralda la hija del río", "La rebelion de la juventud", "Las siniestras noches del Doctor Mortis", bueno y tantas más.
Chile por aquel tiempo tenía como únicas formas de poder viajar de una ciudad a otra, las viejas góndolas, luego se remplazaron por micros o buses, los vuelos en aviones Panagra, Ladeco, Lan Chile o en aviones de la Fuerza Aérea de Chile y por mar en los recordados barcos: Arica, Arauco, Villarrica, Puyehue, Navarino, las despedidas en los muelles eran a todo llanto, los pañuelos ondeaban al viento para descubrir algunas lágrimas deslizándose a escondidas por las mejillas de un hijo, una madre, un primo o un tío y muchos con nudos en las gargantas, hasta que la embarcación se perdía en esos inolvidables viajes que duraban entre 7 a 20 ó más días, dependiendo el lugar a donde fuera dentro de nuestro territorio.
Esta imagen que nos queda de esos maravillosos años, nos permite evocar nuestra infancia tal vez, sin grandes aprehensiones. Ese era pues, nuestro gran tesoro, la sencillez, la humildad, algo que se ha ido perdiendo en el tiempo y que nos muestra hoy, en una sociedad mucho menos prejuiciosa e intolerante, como en el tango Cambalache "da lo mismo el que labura o el que está fuera de la ley".... Éramos seguidores del rocanrol de Sammy Salvo, de aquellos éxitos de Tonny Bennett, de las románticas baladas de Johnny Mathis. Recuerdo haberle pedido dinero a mi finada abuela Antonia, siendo muy niño para comprar el último éxito del grupo The Four Aces "El mundo exterior", ella guardaba el dinero debajo del colchón, imagínense, no existían tarjetas de créditos, ni avances o tarjeta electrónica, sólo el colchón sabía de los precarios ahorros que servían para aliviar aquella sed de música, bueno ya con el disco en mis manos había que escucharlo ¿y donde?, no tenía Pick-Up (Tocadiscos). Entonces mi madre me compró un pick up Dual, que había llegado recién a un local vecino que los vendía, era una joyita para ese tiempo, una vez ya en casa y enchufado, comencé a escuchar una y otra vez el disco comprado con tanto anhelo, por el otro lado venía "Amapola", no se cuantas veces lo habré escuchado, pero fueron hartas, había toda una necesidad de embriagarse con aquellas canciones. A los días siguientes ya pude comprar otras de Sonny James, Ricky Nelson, Cliff Richard, Paul Anka, Fats Domino, The Diamonds, por allá iban mis gustos. Bueno, con estos discos a cuestas, los llevaba a la radio Polar en mi ciudad Punta Arenas y el desaparecido hombre de radio René Formantel los incluía en su programa, mi programa favorito "El fonodiscos" y yo me sentía feliz, muy feliz, creo que desde muy pequeño estuve ligado a esto de la música, por mi padre que era un destacado hombre de radio y mi hermano mayor, que fue de los pioneros discjockey (locutor-comentarista) de la época. En una oportunidad por fines de los años 50s. por el año 1958, fui con mi hermana Marcela y mi Hermano Selmo (Pepo) hasta el muelle Prat de Punta Arenas, a ver los reflectores de luces que eran atracción para nosotros en la noche víspera del Año Nuevo, al regreso estaban estrenando en la radio "La voz del Sur", el último álbum de Paul Anka, lo escuchamos ya que salía la voz de Paul desde algún receptor en una casa cercana, corrí a la mía y le di a la radio confidente de mis emociones un poquito más de volumen y disfruté...disfruté con tutti "Apoya tu cabeza en mi hombro", "Amor Loco", "Mi perrito Regalón", "Muchacho Solitario", "Nunca me abandones" y las otras de aquel hermoso álbum del sello Polydor. Por ello cuando escucho esta música es como si uno se volviera a reencontrar por unos minutitos mágicos, con aquella niñez y adolescencia, que aunque ya están lejos en el tiempo, nos permite este engañito que ayuda al espíritu.
Chile por aquel tiempo tenía como únicas formas de poder viajar de una ciudad a otra, las viejas góndolas, luego se remplazaron por micros o buses, los vuelos en aviones Panagra, Ladeco, Lan Chile o en aviones de la Fuerza Aérea de Chile y por mar en los recordados barcos: Arica, Arauco, Villarrica, Puyehue, Navarino, las despedidas en los muelles eran a todo llanto, los pañuelos ondeaban al viento para descubrir algunas lágrimas deslizándose a escondidas por las mejillas de un hijo, una madre, un primo o un tío y muchos con nudos en las gargantas, hasta que la embarcación se perdía en esos inolvidables viajes que duraban entre 7 a 20 ó más días, dependiendo el lugar a donde fuera dentro de nuestro territorio.
Esta imagen que nos queda de esos maravillosos años, nos permite evocar nuestra infancia tal vez, sin grandes aprehensiones. Ese era pues, nuestro gran tesoro, la sencillez, la humildad, algo que se ha ido perdiendo en el tiempo y que nos muestra hoy, en una sociedad mucho menos prejuiciosa e intolerante, como en el tango Cambalache "da lo mismo el que labura o el que está fuera de la ley".... Éramos seguidores del rocanrol de Sammy Salvo, de aquellos éxitos de Tonny Bennett, de las románticas baladas de Johnny Mathis. Recuerdo haberle pedido dinero a mi finada abuela Antonia, siendo muy niño para comprar el último éxito del grupo The Four Aces "El mundo exterior", ella guardaba el dinero debajo del colchón, imagínense, no existían tarjetas de créditos, ni avances o tarjeta electrónica, sólo el colchón sabía de los precarios ahorros que servían para aliviar aquella sed de música, bueno ya con el disco en mis manos había que escucharlo ¿y donde?, no tenía Pick-Up (Tocadiscos). Entonces mi madre me compró un pick up Dual, que había llegado recién a un local vecino que los vendía, era una joyita para ese tiempo, una vez ya en casa y enchufado, comencé a escuchar una y otra vez el disco comprado con tanto anhelo, por el otro lado venía "Amapola", no se cuantas veces lo habré escuchado, pero fueron hartas, había toda una necesidad de embriagarse con aquellas canciones. A los días siguientes ya pude comprar otras de Sonny James, Ricky Nelson, Cliff Richard, Paul Anka, Fats Domino, The Diamonds, por allá iban mis gustos. Bueno, con estos discos a cuestas, los llevaba a la radio Polar en mi ciudad Punta Arenas y el desaparecido hombre de radio René Formantel los incluía en su programa, mi programa favorito "El fonodiscos" y yo me sentía feliz, muy feliz, creo que desde muy pequeño estuve ligado a esto de la música, por mi padre que era un destacado hombre de radio y mi hermano mayor, que fue de los pioneros discjockey (locutor-comentarista) de la época. En una oportunidad por fines de los años 50s. por el año 1958, fui con mi hermana Marcela y mi Hermano Selmo (Pepo) hasta el muelle Prat de Punta Arenas, a ver los reflectores de luces que eran atracción para nosotros en la noche víspera del Año Nuevo, al regreso estaban estrenando en la radio "La voz del Sur", el último álbum de Paul Anka, lo escuchamos ya que salía la voz de Paul desde algún receptor en una casa cercana, corrí a la mía y le di a la radio confidente de mis emociones un poquito más de volumen y disfruté...disfruté con tutti "Apoya tu cabeza en mi hombro", "Amor Loco", "Mi perrito Regalón", "Muchacho Solitario", "Nunca me abandones" y las otras de aquel hermoso álbum del sello Polydor. Por ello cuando escucho esta música es como si uno se volviera a reencontrar por unos minutitos mágicos, con aquella niñez y adolescencia, que aunque ya están lejos en el tiempo, nos permite este engañito que ayuda al espíritu.
Hola, me gustaria mucho saber quienes aparecen en esta fotografia y a que programa pertenecian
ResponderEliminarFelicitaciones por este nuevo espacio que lo encuentro excelente.
Rita
Estimada Rita:
ResponderEliminarEste era uno de los más valiosos elencos de radioteatro de la radiotelefonía magallánica, en la ciudad de Punta Arenas y con orgullo puedo decir que allí está mi padre, al lado derecho del micrófono. Juan Alberto Sepúlveda, "Tito Carrera", Mario Rivas al otro lado del micrófono y a los demás no les recuerdo, pero son la historia de esa romántica manera de hacer radio.
Muchas gracias por la informacion.
ResponderEliminarMe doy cuenta de que ustedes han sido una familia dedicada a la Radiotelefonia.
Saludos